Estas meditaciones –que se presentan aquí en una traducción renovada y en una nueva edición– buscan liberar el rosario de la monotonía que puede surgir de un rezo mecánico y apresurado. La verdadera oración cristiana nunca es rutina: cada vez se pone en marcha por el camino que Dios ha preparado, que es Cristo mismo. Realmente la Palabra de Dios se ha puesto en camino hacia nosotros, realmente ha sido acogida entre nosotros y ha habitado con nosotros, y no ha retornado a Dios sola, sino junto con nosotros: he aquí el acontecimiento de la salvación realizada por Cristo. En este acontecimiento ocupa un lugar central la que es «bendita entre todas las mujeres» por permitir que la Palabra se haga carne en su seno y poner toda su sustancia a disposición del plan de salvación de Dios. Y en este acontecimiento se nos invita a entrar contemplando con la Madre la vida del Hijo.
Estas meditaciones –que se presentan aquí en una traducción renovada y en una nueva edición– buscan liberar el rosario de la monotonía que puede surgir de un rezo mecánico y apresurado. La verdadera oración cristiana nunca es rutina: cada vez se pone en marcha por el camino que Dios ha preparado, que es Cristo mismo. Realmente la Palabra de Dios se ha puesto en camino hacia nosotros, realmente ha sido acogida entre nosotros y ha habitado con nosotros, y no ha retornado a Dios sola, sino junto con nosotros: he aquí el acontecimiento de la salvación realizada por Cristo. En este acontecimiento ocupa un lugar central la que es «bendita entre todas las mujeres» por permitir que la Palabra se haga carne en su seno y poner toda su sustancia a disposición del plan de salvación de Dios. Y en este acontecimiento se nos invita a entrar contemplando con la Madre la vida del Hijo.